LA
COSMOVISIÓN INDÍGENA Y SU INFLUENCIA EN LAS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS
EL ESTADO INCA
Los incas crearon uno de
los más grandes Estados americanos a finales del siglo XV. Recopilaron muchas
costumbres de otros pueblos andinos, asentados antes que ellos, como los mochicas,
los chimús, los chavín, los huari, etc. Se establecieron en la que sería su
capital, Cusco, aproximadamente en el año 1100 d.C.
Fue un Estado precolombino situado en América
del Sur. A su territorio lo autodenominó
Tahuantinsuyo (del quechua Tawantin Suyu, «las cuatro regiones o divisiones») y a su
dominio político se le conoce como incanato e incario. Floreció
en hasta el siglo XVI. Abarcó cerca
de 4 millones de km²., entre el océano Pacífico y la selva amazónica, desde el
sur de Colombia, Ecuador, Bolivia, gran parte del territorio de Chile, el
noroeste de Argentina y parte del oeste del Brasil. El Estado incaico fue el
dominio más extenso que tuvo cualquier Estado de la América precolombina.
Los orígenes
Existen dos
mitos difundidos sobre el origen de la etnia cusqueña. El más difundido es la
versión de Garcilaso de la pareja Manco Cápac y Mama Ocllo; el otro es el mito
de los 4 hermanos Ayar y sus 4 hermanas, éste último mito es recogido por
Betanzos, Cieza de León, Huamán Poma, Santa Cruz Pachacuti y Sarmiento de
Gamboa.1
Manco Cápac y Mama Ocllo
El sol,
viendo el estado penoso de los hombres, creó a Manco Cápac, el varón y Mama
Ocllo, su esposa y hermana. Les dio un bastón de oro y ordenó que vayan por el
mundo para civilizar a los pobladores. Les encargó fundar una tribu. Salieron
del lago Titicaca y avanzaron
hacia el norte. Después de un largo recorrido, el cetro se hundió en el cerro
Huanacauri. Ambos se establecieron allí y ayudaron a mejorar el lugar;
enseñaron a los hombres que allí vivían a trabajar la tierra y a construir
canales. A las mujeres Mama Ocllo les enseñó a coser, cocinar y hacer telares.
Manco Cápac
Y Mama Ocllo
Los hermanos Ayar
La historia
se inició en 3 cuevas ubicadas en el cerro Tambotoco llamadas Maras Toco, Sútic
Toco y Cápac Toco; de las cuales salieron 3 grupos llamados Maras, Tampus y
Ayar. Los hermanos Ayar eran 4 varones y 4 mujeres, los varones eran Ayar Uchu,
Ayar Manco, Ayar Cachi y Ayar Auca. Uchu corresponde al ají, Manco a un cereal
(Bromus Mango) y Cachi a la sal; la onomástica a estos tres nombres nos da a
entender a un culto por los productos de la tierra. Auca, en cambio, hacía
referencia a la actitud guerrera. Estos iban acompañados por sus hermanas Mama
Ocllo, Mama Raua, Mama Ipacura o Mama Cura, y Mama Huaco.
Los hermanos
Ayar
Los 8
hermanos iban buscando donde asentarse recorriendo de sur a norte, en su camino
realizaban labores agrícolas y cuando cosechaban se retiraban buscando otro
lugar. Continuaron su viaje hasta Quirirmanta, en donde oficiaron un concejo
decidiendo que Ayar Manco sería el jefe pero antes debía casarse con Mama
Ocllo; en tanto que Ayar Uchu tendría que petrificarse y transformarse en una
huaca que se llamaría Huanacauri, con éste acto Ayar Uchu se convertiría en un
ser sagrado.
El viaje
continuó hasta Matagua realizando por primera vez el huarachicuy, luego de eso
horadaron las orejas de Sinchi Roca. Luego de esto Mama Huaco, probó suerte y
lanzó dos varas de oro, una cayó en Colcabamba pero no logró penetrar el suelo;
la otra cayó en Guaynapata hundiéndose suavemente. Sobre este acontecimiento,
otros autores atribuyen a Ayar Manco el lanzamiento de la vara de oro, pero
todas coinciden que fue en Guaynapata donde se hundió el bastón fundacional.
Extensión
del Tahuantinsuyo
COSMOVISIÓN,
CULTURA Y ARTE
En la cosmovisión inca existían tres mundos: superior, medio e inferior.
Viracocha es el creador de estos. Estaba dividido en tres mundos: -Hanan Pacha
o mundo de arriba: aquí se encontraba el sol, la luna, los astros, etc. –Hurin
o Kay Pacha: mundo de aquí, se encontraban todos los seres vivos. -Uku Pacha o
mundo de abajo: ahí se encontraban las almas de las personas.
Cuchillo chimú, con la efigie del dios
Naym-Lap (siglos XIV-XV, Lima, Museodel Oro).
En esta
cultura se refleja dos formas muy distintas de relación con el medio ambiente
andino. Por un lado, la ambición material de los conquistadores americanos
quienes buscaban materiales preciosos, en específicos, oro. Por otro lado, los
incas se relacionaron de una manera integral con el medio, fusionando las
creencias, el conocimiento y el poder en un todo inseparable, tradición que
todavía persiste hasta hoy.
Los poderes sobrenaturales andinos fueron imaginados
en el contexto de la permanente lidia por la subsistencia. En efecto, no
estaban personificados en un solo ente divino, como es el caso del bíblico
Padre Eterno. Conformaban una pareja, en connubio para sustentar a la
humanidad; no podía ser de otro modo en el esquema mental andino dominado por
el problema del sustento.
Los dos seres de la más alta
jerarquía que regían los destinos de la humanidad eran Illapa y Pachamama,
o como quiera que se les haya llamado. El primero, era de condición masculina y
fungía de dios del Agua.
Mamaquilla
Por su parte, el ser sobrenatural
imaginado femenino era la diosa Tierra, que no regia sobre el mundo sino
sobre las sementeras y los campos que permitían sustentar a los animales; las
altas cumbres o apu(s), encarnaban al dios del Agua.
Inti (Siervo de Viracocha)
Para cumplir con su rol de oferente
directa de los alimentos, la Pachamama precisaba ser fertilizada por las aguas
de Illapa (Kauffmann Doig 1986, 1987).
A diferencia del bondadoso y
misericordioso dios bíblico, el rostro del Dios del Agua era imaginado con
rasgos demoníacos. Lo comprueba la representación de un personaje de máxima
jerarquía, figurado en forma de un ser de rasgos humanos pero dotado de
atributos felinomorfos, cuyo retrato, con variantes, aparece estampado en la
iconografía andina universal y en todos los tiempos.
nombre de Viracocha y tomando otras
denominaciones. Igualmente figura en mitos como el de Qhoa, Oscollo o Titi,
vigentes en la memoria colectiva y que en repetidas ocasiones hemos documentado
en video (Kauffmann Doig 1989b, pp. 264-268).
Los relatos actuales imaginan al
antiguo dios del Agua en forma de un felino desplazándose por los aires en las
brumas de puquio(s) o manantiales, o entre las nubes, precisamente en
los instantes en que se desatan las tempestades oferentes del agua a través de
la lluvia.
No obstante el carácter de donante
del agua, Qhoa, Oscollo, Titi, Solpecuro o como se le llame, este ser
sobrenatural es considerado malévolo, cruel y por lo mismo es temido; por eso
tal vez sea su rostro demoníaco en las representaciones arqueológicas.
No dona el agua de sus lluvias
espontáneamente. Para ello el hombre debe ofrendarle los alimentos que supone
son de su preferencia (iranta); se estima que entre los mismos figuran
fetos de llama, coca, cigarrillos, "trago", etc.
En los mitos de hoy este ser
sobrenatural no solicita sacrificios humanos, pero sí está siempre al acecho
para devorar tanto a personas como a animales; cual si fuera un privilegio suyo
el tomar la vida motu proprio y empleando así una forma sui generis de
sacrificio, distinto al ofrendado por el hombre "voluntariamente"
(Kauffmann Doig 1980, p.42; 1995, p.66).
La mayor parte de la producción artística fue dirigida y concebida por el Estado. La producción estuvo básicamente destinada al consumo de la élite (cusqueña y provincial), y para los rituales religiosos que se incrementaron a raíz de las numerosas conquistas incaicas.
Arquitectura
Los incas utilizaron tanto la piedra como el adobe según la zona donde realizaban la construcción. La gran característica de la arquitectura incaica fue la manifestación de los patrones urbanos creados en el Horizonte Medio. Muchos de los asentamientos incaicos se localizaron en lugares previamente poblados, donde reutilizaron antiguas construcciones.
En las zonas sin centros
importantes edificaron centros administrativos, para la residencia de los
gobernantes regionales, los cuales controlaban la mano de obra.
Las investigaciones de Jhon
Rowe en la capital del Tahuantinsuyo permitieron establecer que la unidad
básica de la arquitectura era un recinto de planta rectangular, construido con
roca o adobe, con elegantes mamposterías; varios de estos recintos dispuestos
alrededor de un patio y cercados por un muro, definen la unidad arquitectónica
Inca mínima: la cancha.
Los asentamientos Inca se
caracterizaron además por su plan ortogonal. Los incas heredaron el legado
arquitectónico de los Tiahuanaco, surgidos en el siglo II a. c., en la actual
Bolivia.
Machu Picchu
Se construyó grandiosos edificios provinciales ubicados en lugares estratégicos como Huanucopampa (Huánuco), Vilcashuamán (Ayacucho) y Tambo Colorado (Ica). Asimismo, realizó construcciones de carácter religioso como el Coricancha y Raqchi (ambos en Cusco), y nuevas estructuras en Pachacámac (Lima); además de construcciones militares y de defensa como la fortaleza de Sacsayhuamán (Cusco), aunque algunos historiadores aseguran que se trata simplemente de un monumento a la victoria sobre los chancas. Del mismo modo, el Estado incaico levantó impresionantes edificios de elite y palacios reales para el beneficio de la aristocracia, como Machu Picchu (Cusco).
Muro lítico inca
En la costa, los edificios fueron construidos con adobe, y estuvieron
recubiertos con una capa de tierra arcillosa. En cambio, en la sierra, las
paredes tenían una base de piedras grandes que se iban reduciendo a medida que
el muro iba adquiriendo altura. En general, los muros de cantería inca
presentan tres estilos de mampostería:
I)
poligonal, son muros con
piedras talladas sin argamasa y encaje perfecto (piedra de doce ángulos en el
palacio de Inca Roca);
II)
irregular, son muros con
piedras de forma irregular dispuestas con argamasa;
III)
rectangular, son muros con
piedras talladas rectangularmente (muros internos del templo de Coricancha).
Los muros altos fueron levantados mediante el uso de rampas o
terraplenes, a través de los cuales se arrastraban las piedras sobre rodillos
de madera que giraban debajo de los pesados bloques. Para que las piedras
encajaran y se acoplaran perfectamente entre sí, los constructores tallaban sus
distintas caras.
Acllahuasi en Pachacámac
Por lo general, las viviendas tenían una sola planta y habitación. En la
costa, los muros eran de quincha y de adobe, y los techos de estera y juncos.
Por el contrario, en la sierra, en los edificios predominan los techos a dos aguas
con estructuras de madera sobre las cuales se colocaba ichu o paja. Las típicas
formas arquitectónicas incas son las kallankas, las canchas y los ushnus.- Las kallankas
son grandes recintos rectangulares de hasta 70 metros de largo. Se trata
de edificios con varias puertas y ventanas laterales, cubiertos con techos
a dos aguas. Es probable que estos edificios hayan tenido funciones
ceremoniales y de residencia de funcionarios.
- Las canchas son
cercos sin techo que encierran varios palacios, templos y viviendas
alrededor de un patio. Se asemejan a las murallas encontradas en las
ciudadelas chimúes.
- Los ushnus son
pirámides truncas y escalonadas, con una puerta principal. Para llegar a
la cima del ushnu, donde se encuentra el asiento del inca, se debe subir una
escalinata central. Según las creencias populares, sería el lugar donde se
sienta el dios Sol. Estos edificios religiosos y políticos se ubican en
los centros administrativos importantes (como Vilcashuamán o Ayacucho). Es
probable que estos edificios también hayan servido como observatorios
astronómicos para el inicio de las actividades agrícolas. Según los
diccionarios de la época, la palabra ushnu significa «hueco por donde se
vierte el agua, la chicha y la sangre de los dioses».
La cerámica incaica tuvo formas y diseños estandarizados. Se trató de una
producción a gran escala, con una decoración simple y casi siempre geométrica
basada en rombos, triángulos, bandas, y círculos. Utilizaron el rojo, el negro,
el blanco, el anaranjado y el morado. Las formas más conocidas fueron el
aríbalo, el kero (de cerámica, metal o madera), además de los paltos y ollas.
La decoración predominante
estaba compuesta por diseños geométricos (triángulos y círculos), zoomorfos
(mariposas) y escultóricos (cabezas de felino, corontas de maíz); se destacaba
el diseño conocido como «helecho». La técnica decorativa predominante fue la
pintura y, en menor medida, las incisiones y las incrustaciones de piedras
preciosas. La cerámica inca tuvo una producción en masa y estandarizada, y se
utilizaron moldes para ello.
Quero
Recipiente con figura de animal
Sus formas comunes eran los
urpus o aríbalos, y los keros (vasos ceremoniales). Otras formas eran los
cántaros, las jarras, las ollas (con pedestal y sin él), los platos y las
escudillas. Los aríbalos fueron cántaros de cuello alto y base cónica usados
para servir la chicha en fiestas importantes. Los keros, también hechos de
madera y metal, eran vasos usados para brindar con chicha (cerveza de maíz) con
los dioses en los actos rituales o religiosos.
Plato con asas
con imágenes de felinos
De la misma manera que los
orfebres de la costa norte, los mejores ceramistas de todo el Tahuantinsuyo
eran trasladados a otros lugares (como mitimaes) para difundir la cerámica de
estilo inca imperial y distribuir, asimismo, la cerámica local por todo el territorio.
Esto produjo la aparición de nuevos estilos cerámicos como resultado de la
combinación entre estilos diferentes, por ejemplo, el estilo Chimú-Inca o
Chancay-Inca. Precisamente, la cerámica Chimú-Inca es la mejor muestra de cómo
los incas se apropiaron de los aportes culturales de los señoríos anexados y de
cómo surgió con ello un nuevo estilo.
Los textiles
Los textiles eran considerados bienes de prestigio y tenían importancia en los rituales, pues formaban parte de las ofrendas dedicadas a las divinidades. Los textiles constituían los bienes que el inca repartía en el momento de la redistribución. Los tejidos de gran calidad se fabricaron por medio de la mita en los acllawasis y eran conservados en los depósitos o collcas de los centros administrativos. También se fabricaron tejidos de menos calidad para el uso del poblador común.
El arte textil incaico se caracteriza por sus tejidos con diseños geométricos
o tocapus y por la fineza
de su técnica. Los incas destacaron por sus tapices y sus estupendos mantos de
plumas, también de diseños geométricos. Tuvieron un extraordinario sentido de
la simetría, reflejado mediante la repetición de figuras estilizadas dispuestas
de una manera sumamente ordenada. Para los incas la importancia de los textiles
fue religiosa, social y política.
Ellos expresaban su cosmovisión, su sentido del espacio y de sus
divisiones. Eran símbolos de nivel social. Los famosos ponchos dameros, blancos
con negro y rojos al centro se destinaban solo a los orejones o generales
allegados al Inca. Se dice que los diseños geométricos, que aparecen en algunos
tejidos, servían también para identificar a los incas y sus familias. Desde la
visión política los textiles representaban tesoros intercambiables así como
productos tributables que cohesionaban al imperio.
El quipus, archivo de información
En metalurgia lograron difundir el uso del cobre. Los objetos de oro y plata sirvieron para adornar los templos y como ofrendas para las divinidades. Se labraron estatuillas con representaciones de figuras humanas (hombres y mujeres), así como de llamas, que formaron parte de las ofrendas realizadas en lugares sagrados.
Bastón engastado
La metalurgia estuvo influenciada por la orfebrería de los Chimú y la
metalurgia del altiplano. Los artesanos incas utilizaron intensivamente el
bronce (aleación de cobre y estaño) como principal material en la manufactura
de los objetos utilitarios y militares (porras estrelladas). El oro y la plata,
por otra parte, fueron utilizados para la confección de objetos rituales
(figurinas zoomorfas).
Las figurinas zoomorfas son las formas típicas de la orfebrería inca.
Representaban a los auquénidos sudamericanos (llama, vicuña, alpaca). Los
investigadores aseguran que estas figurinas zoomorfas eran parte de las
ofrendas que se entregaban a los dioses para asegurar la fertilidad del ganado.
En los documentos del siglo XVI se informa que los mejores orfebres del
imperio (especialmente los provenientes de la costa norte) eran trasladados
como mitimaes al Cusco para elaborar joyas y objetos suntuarios para la elite y
el inca. La presencia de estas colonias de orfebres hizo que surgieran estilos
híbridos que mezclaban los estilos cusqueños con los provinciales; de aquí
resultan, por ejemplo, los keros Chimú-Inca.
Los metales fueron fundidos en pequeños hornos de barro conocidos como huairas
(viento, en quechua), que eran los hornos de fundición del antiguo Perú. Según
las descripciones del siglo XVI, se trataba de un horno pequeño y portátil de
barro con forma de pirámide trunca. Medía 90 centímetros de alto, 45 de ancho y
30 de base. Al pie del horno, a modo de contenedor, se recogía el metal fundido
y la escoria. Su combustión era con estiércol o carbón, y el fuego era avivado
por el viento que penetraba por los agujeros de sus paredes.
POESIA
En el
Tahuantinsuyo podemos encontrar diferentes géneros o tipos de poesía,
fundamentalmente destinada a celebrar los grandes hechos guerreros y políticos.
También estuvo al servicio de la mitología y la transmisión de las leyendas,
tanto históricas y guerreras, las cuales eran la base de su historia. Existió
también la poesía íntima o privada la cual fue ampliamente divulgada por los Haravec
o Haravicus.
Una de
las características, es que estuvo directamente relacionada con la música, lo
que facilitó su memorización. No existen testimonios si era utilizado el verso,
pero expresiones poéticas adornaban los relatos míticos, dándoles un toque
sugestivo.
A toda
creación se le denominaba Araví (Yaraví). La podemos clasificar en:
a)
Poesía
épica.-Era la que expresaba los grandes acontecimientos, la cual era
interpretada y difundida por los Amautas.
b) Poesía Dramática.- Tenía un
contenido de profundas raíces de conflicto humano, era cultivada y difundida
por los Amautas, maestros y filósofos.
c) Poesía Lírica.- Se
caracterizaba por ser la que expresaba los sentimientos, fue difundida por los
haravicus.
d)
Poesía
Solemne.- Caracterizada por su matiz religioso y casi místico y en algunos
casos estaban destinadas a celebrar o conmemorar hechos solemnes, y con
frecuencia dolorosos. Aquí podemos encontrar ejemplos como el dedicado al Inca
Atahualpa. Había cantos épicos o de guerra, ejecutados a espantar con bravura a sus
enemigos, pero también formas de expresión muy románticas de las que son
descendientes los Yaravíes. Huamán Poma de Ayala describe una de las máximas
joyas literarias Incas en El Drama
de Ollantay. En el Tahuantinsuyo las danzas fueron colectivas,
y en las cuales participaban hombres, mujeres, ancianos y hasta niños, las
cuales en su mayoría iban acompañadas de cantos o alegorías. Las danzas eran
ejecutadas en clara alusión a los diversos aspectos y actividades que eran
frecuentes en su vida cotidiana. Algunas eran de carácter religioso, otras en
celebración por sus tareas agrícolas, de carácter guerrero, por triunfos
conseguidos etc.
Las
danzas colectivas se llamaron Taqui y según la naturaleza de ellas se
clasificaron en: Danzas de guerra: que eran
ejecutadas por los soldados o guerreros que iban a la lucha. Se realizaban
durante la campaña o movilizaciones y cuando se producía enfrentamientos como
elemento disuasivo, sicológico de superioridad, burla etc. Alegres o festivas,
eran ejecutadas por los integrantes de los pueblos o ayllus. Escenificadas eran
para celebrar hechos de progreso en la agricultura o en los grandes acontecimientos
de felicidad. Bailaban en las grandes plazas asidos de la mano y otras veces agarrados
de gigantescos cordones o sogas con trozos de oro; otras veces eran cadenas de
oro puro, como la que sirvió en la danza por el nacimiento
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Rostworowski
Tovar María (Octubre del 2010) «2. La ocupación del Cusco» (en Español) Incas
Biblioteca Imprescindibles Peruanos Perú: Empresa Editora El Comercio S.A.
- Producciones Cantabria S.A.C.pp. 26-35ISBN 978-612-4069-47-5
VV. AA., Los Incas y el antiguo Perú. 3000 años de Historia, Madrid, Quinto Centenario, 1991.
























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